jueves, 20 de mayo de 2010

Nueva entrega de: Un trabajador, una historia Beatriz


Nombre: Beatriz Juárez García

Comienzo huelga de hambre: 3 de mayo

Edad: 48 años

Puesto en LyFC: Departamento de personal – contratos verbales

Beatriz es una mujer de muchas capas. En apariencia dura y tímida, protege su jardín interior de las miradas curiosas bajo una densa coraza construida a base de formalidad e indiferencia. Una coraza de vidrio espeso a través del cual, como en un acuario, brillan los destellos de esas memorias iridiscentes que guarda en su interior. Dice que siempre fue delgada: ahora amenaza con desintegrarse al menor soplo de viento. Ella y su esposo, así como la mayoría de sus hermanos, trabajan en LyFC. Dice que en estos últimos meses, antes incluso de comenzar la huelga de hambre, ya había bajado seis kilos de peso. Alimenta a sus dos hijos a base de las despensas que su padre, jubilado de LyFC, le hace llegar desde su terreno de Michoacán: harina de trigo, frijol, maíz, lo que se pueda. Se sabe condenada a morir de hambre por aquellos que le han arrebatado el trabajo a ella y al resto de su familia. Sentada aquí, en la luz acuosa de un mediodía interminable, se camufla tras su pequeña estatura y su falsa insignificancia. Parece pequeña y frágil, pero es grande, enorme.

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miércoles, 19 de mayo de 2010

Un trabajo, una historia, nueva entrega: Ranulfo



Nombre: Ranulfo Cisneros Reza

Comienzo huelga de hambre: 28 de Abril

Edad: 50 años

Puesto en LyFC: Conexiones instaladores & medidores

Hace muchos, muchos años, el abuelo de Ranulfo se fue de su pueblo, San Isidro, entre Hueniques y Cuineo, y tardó más de cincuenta años en volver. Todo el asunto vino motivado a causa de una disputa familiar: su hermana Lola había decidido casarse con el peor enemigo del abuelo de Ranulfo. Despechado, el abuelo de Ranulfo se presentó en la boda con una escopeta y le metió al novio un tiro en las nalgas. Luego, se fue. Al novio, por cierto, no le pasó nada. El abuelo de Ranulfo hizo la revolución, se casó y tuvo hijos y nietos en San Juan Tenería, Guerrero. Cincuenta años después, convencido y apoyado por sus propios hijos, decidió volver a su pueblo natal. Allí le dijeron que dos de sus hermanas todavía estaban vivas: una de ellas era Lola. Receloso y tras pensárselo mucho, el abuelo de Ranulfo se fue acercando a la casa. Lo que él no sabía es que otro de sus hermanos, que había emigrado a Estados Unidos, había muerto hacía apenas un año. Y así fue como cuando Lola vio aparecer en la distancia al abuelo de Ranulfo le dio un vuelco el corazón y pensó que el hermano muerto volvía a la vida. Lola murió a los tres meses. Dicen que se murió del susto.

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lunes, 17 de mayo de 2010

Ricardo, nueva entrega de Un trabajador, una Historia

Ricardo y su hermana Cecilia

Nombre: Ricardo Pérez Flores

Comienzo huelga de hambre: 30 de Abril

Puesto en LyFC: mecánico automotriz

Edad: 34

Creo que Ricardo no quiere que cuente su historia: tiene sus propias ideas sobre cómo manejar a los medios de comunicación que tanto daño le han causado a éste y a tantísimos otros movimientos. Los mismos medios que alegremente anuncian curiosísimos sabotajes o que juran haber visto a huelguistas atracándose con batidos de vainilla y fruta. La lluvia cae torrencialmente del cielo y se cuela por arriba y por debajo de la carpa mientras Ricardo evade con sibilina elegancia la mayor parte de mis preguntas y se las lleva hacia su propia cancha de juego, la cancha de las consignas ideológicas, de los discursos de justicia social. Tal vez no ayuda el hecho de que yo sea española y de que él conozca perfectamente los intereses de mi país en la industria eléctrica mexicana. Los blancos –me dice, mirándome directamente a los ojos, y de repente me siento muy güera- vinieron por nuestra riqueza y un día vendrán por nuestra pobreza. Es una cita de Jacinto Canek, me aclara. Y ahora, pensando de nuevo en las palabras de Ricardo, se me ocurre que quizá ello aplica a mí también, yo, que voy a robarles lo último que les queda: sus historias. Algo sin duda sobre lo que reflexionar, pero no ahora, sino más tarde, porque cada segundo que pasa corre en contra de los huelguistas en este pulso desesperado por ganarle la mano al gobierno.


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